RELATOS DE TERROR
LA NIÑA DE LA CARRETERA
Leonardo y Marisol regresaban a la casa donde recién se habían mudado, era casi la media noche, volvían de cenar con Esther, hermana de Leonardo, así que debían tomar la carretera puesto que ella vivía en las afueras de la ciudad en la finca donde creció junto a Leonardo y sus padres.
La noche se apreciaba quieta y apacible, Marisol le pidió a Leonardo que se detuviera, que salieran del carro y que disfrutaran unos momentos de la tranquilidad y la calma bajo la luz de la luna y las estrellas; él le hizo caso aunque no muy complacido con la idea, ya que en esa carretera se dijo siempre que se aparecía una niña pequeña que buscaba a sus padres y aunque él era abogado de profesión sus días de infancia los pasó en un ambiente costumbrista donde los empleados de su familia solían contar ese relato.
Marisol al bajar del auto se recargó sobre la puerta y le tomó de la mano, le dijo que le parecía increíble la forma en la que se había transformado su vida junto a él. Leonardo correspondió con un abrazo, el cual se prolongó por varios minutos mientras se hacían las promesas propias de los recién casados.
De pronto ella vio a lo lejos en la carretera una silueta que se perdía entre la penumbra de la noche; soltó a Leonardo y le dijo que había alguien en medio de la carretera, volteó y vio a lo lejos la figura, debía tratarse sin dudas del fantasma de la niña, ya que en el tiempo que tenían ahí no había visto pasar a nadie.
- Vamos a ayudarla, es una niña, cómo va a andar sola a estas horas por la carretera – Señaló Marisol, quien de inmediato entró al auto, él hizo lo mismo pero con menos premura que ella, por lo que le dijo que se apurara, que una niña a mitad de la carretera corría muchos peligros.
Encendió el carro y al acercarse ambos pudieron ver que las luces del auto se transparentaban por el cuerpo de la niña, dejando ver a través de su figura el asfalto de la vía. Quedaron atónitos ante lo que sus ojos veían. Leonardo quiso acelerar el auto para pasar rápido ese tramo y dejar atrás la aparición, sin embargo el auto no avanzaba con velocidad, parecía como si quisiera ir justo detrás de la fantasmal presencia.
Marisol le pedía angustiada que pusiera el auto en marcha a toda velocidad, pero él respondió que no avanzaba más rápido, en un momento el auto se apagó por completo, parecía que el carro estuviera completamente muerto, justo enfrente del vehículo había quedado el fantasma de la pequeña; Leonardo saco su celular y con la linterna del aparato iluminó la figura que permanecía inmóvil. Movido por la intriga, decidió bajar del vehículo, ante la mirada de Marisol quien le pedía que no bajara. Una vez fuera del auto, se dirigió a la parte delantera para ver el rostro de la niña.
Ya en la carretera y fuera del auto no la vio más, no estaba por ningún lado, con la linterna del teléfono aluzó en todas las direcciones volteó y vio hacia adentro del vehículo a Marisol, en los asientos de atrás vio a la pequeña, la cual, al igual que cuando la vio desde coche usaba una boina roja y un suéter blanco, al poner la luz sobre la cara, se dio cuenta que era solamente una calavera.
Por el espejo retrovisor Marisol pudo ver sentada en la parte de atrás del auto a la pequeña, lo que la hizo lanzar un grito de terror, rápidamente intentó abrir la puerta y bajar, sin embargo ésta no cedía. Leonardo quedó justo frente al auto, el cual de pronto arrancó a toda velocidad arrollándolo, haciéndolo volar por el aire para caer metros más adelante estampándose contra el pavimento que le causo una muerte instantánea producto de múltiples fracturas; el carro al seguir su marcha frenética de pronto se estrelló contra un viejo talud que se encontraba al costado derecho de la carretera; el impacto fue tan fuerte que Marisol salió proyectada por el parabrisas estrellando su cráneo contra las piedras.
El impacto del vehículo causó que el montículo de tierra y piedras comenzara a desmoronarse, las rocas al caer movieron por completo todo el talud; cayendo sobre el coche y algunas sobre el cuerpo sin vida de Marisol, parecía como si cayesen una a una; de pronto de entre el montón de tierra salió un beliz el cual al caer quedó sobre el cofre del auto; esa maleta era la misma que llevaba en su mano el fantasma de la niña.
La maleta de pronto fue golpeada por una roca, lo que hizo que cayera de encima del vehículo y al impactarse con el suelo se abrió, dejando salir una osamenta descuartizada; entre los objetos que se hallaban dentro estaban una boina roja sucia y carcomida por el tiempo, un suéter sucio y empolvado así como otras prendas que eran las que portaba el fantasma de la niña que desde hacía más de 40 años había sido visto penando en ese tramo de la carretera.
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