Los Ruiz de la Peña

La semana de vacaciones llegó y Félix en compañía de sus primos decidieron ir a pescar al lago sin importar que ya fueran las primeras horas de la noche, durante toda la tarde habían estado en las caballerizas viendo como los potrillos se habían convertido ya en animales adultos y listos para participar en las competencias que se organizaban en el pueblo.

Cuando dijeron que irían a pescar al lago los padres de Félix intentaron disuadirlos, pero como estaban ebrios, el alcohol les daba el valor necesario para cometer tal imprudencia e ignorar por completo la recomendación de evitar ir al lago a pocas horas de que llegara la noche. Mariano el padre de Félix le dijo que no debían ir tan tarde a ese lugar, ya que les caería ahí la noche y se decía que en el lago se aparecía un alma en pena, enviada por el diablo, sin embargo el muchacho y sus dos primos dijeron que aquello eran sólo mentiras y que quienes hacían daño era las personas vivas y no los muertos, por lo que juntaron sus artículos de pesca y salieron rumbo al sendero que los llevaba al lago.

El día había sido caluroso, como cualquier otro de verano, por lo que Tomás se quitó la camiseta y se lanzó al lago, teniendo la aprobación de sus primos quienes gritaban celebrándole con gusto la acción. Teodoro y Félix se prepararon para pescar, Tomás salió después de varios minutos del lago y junto a ellos se integró a la actividad, tras una infructuosa pesca y cuando la luz del día se escondía, decidieron volver a la casa, en el momento en que juntaban sus cosas vieron salir del lago a un hombre, se encontraba completamente empapado.

Tomás le preguntó que por dónde se había metido al lago si nunca lo vieron llegar. El hombre siguió su camino de frente sin siquiera voltear a verlos; Teodoro tomando como agravio a su hermano el que aquel hombre no le respondiera le reclamó diciendo con arrojo:

«Por qué no contesta primo, está sordo o qué, a ningún Ruíz de la Peña se le ignora cuando habla».

Los 3 de inmediato se prepararon para pelear, sin embargo el hombre siguió de frente por entre los árboles del bosque, internándose hacia la sierra, sin importarle ir escurriendo del agua del lago. Los 3 primos se miraron desconcertados al darse cuenta de la indiferencia del sujeto, ya que además en todo el poblado la familia Ruiz de la Peña tenían fama de ser violenta y por ello la gente trataba de no tener diferencias con ellos; así que el hecho de que el hombre les ignorase despertó la rabia de los primos.

Tomás sacó su machete y dijo amenazante que si no sabía quiénes eran los Ruiz de la Peña, ya lo iba a saber, Tomás y Félix le siguieron en la acción, por lo que se dirigieron hacia donde el hombre aquel caminaba. El hombre parecía que conocía a la perfección el camino, pues entre los árboles encontraba brechas por donde abrirse paso; los muchachos comenzaron a lanzarle insultos para que se detuviera sin embargo más aprisa caminaba, provocando que en los primos aquella caminata cuesta arriba en la sierra comenzará a minarles fuerza.

De pronto el sujeto se les perdió entre los árboles, se dieron cuenta que ya no había ningún sendero por donde pudieran avanzar, estaban en medio de una zona poblada por árboles grandes y frondosos de copas enormes; para cuando se detuvieron a analizar su ubicación la noche ya había llegado sin que ellos lo notaran. Félix les dijo a sus primos que habían estado caminando tras el hombre dos horas y media, Tomás se sentó sobre un tronco y dijo «con razón vengo tan asoleado, veníamos cuesta arriba».

Teodoro dijo que en cuanto encontrara a ese hombre lo mataría y llevaría su cabeza al pueblo, para que nadie tuviera duda acerca de lo que ellos eran capaces. Un ruido los alertó, se trataba de un venado de extensa cornamenta merodeando alrededor de los árboles, Félix exclamó que si lo mataban podían llevarlo al rancho y cocinarlo de varias maneras.

Tomás se levantó y dijo que no llevaba su pistola, Teodoro respondió que de un buen machetazo podían matarlo, pero que él quería llevar dos trofeos: el venado y la cabeza del hombre que les había faltado a respetó. Teodoro era el mayor de los tres y también el más orgulloso, desde chico sus padres le educaron siendo un prepotente y altanero, estaba convencido de que por ser la hijo de la familia más rica del pueblo, él era de mayor importancia que los demás habitantes. El venado se detuvo frente a ellos y hábilmente entró hasta el lugar donde estaban los primos, pues aquello parecía un zona circular cercada por los gruesos troncos de aquellos viejos árboles.

Teodoro dijo que el mismo animal les pondría las cosas fáciles; el venado se dirigió hacia él, entonces el muchacho alzó su brazo empuñando el machete… CONTINUARÁ

Los Ruiz de la Peña – Vídeo Relato

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