Los Ruiz de la Peña Parte 3

Como si de un hecho sobrenatural se tratase Teodoro se puso de pie, su cráneo ensangrentado parecía caerse a pedazos, y de hecho algunos fragmentos que habían quedado sobre la tierra eran devorados por varios de aquellos hambrientos coyotes.

Teodoro caminó algunos pasos, Félix sabía que su primo estaba por morir, por lo que suponía que aquella andanza no era otra cosa si no sus últimos pasos en la agonía previa a la muerte, sin embargo no quería dejarlo ahí para evitar que fuese condenado al infierno, aunque la presencia de los coyotes le hacían más difícil el llegar hasta su primo.

El pobre Teodoro en cada paso que daba perdía sangra, la cual brotaba a chorros por las fracturas que tenía su cráneo y de dónde además caían trozos de hueso mezclado con piel y ojos, mismos que se habían molido con el impacto de las pezuñas del venado.

Felix entendió que el animal y el aparecido eran el mismo demonio, y que aquello había sido una trampa en la cual habían caído presas de su orgullo y arrogancia.

Teodoro tras dar aquellos breves pasos se derrumbó y los coyotes se lanzaron encima de su cuerpo, despedazándolo totalmente, en sus hocicos llevaban trozos del cuerpo. Entre los árboles se escuchó una carcajada malévola, comprendiendo Félix que el demonio se había apoderado del alma de Teodoro, ya que le sería imposible recuperar el cuerpo. Lloró desconsolado ante el hecho que tanta impotencia le producía, no sabía cómo iba a explicar en su casa todo lo que estaban pasando. Cómo le diría a sus tíos que Teodoro había sido asesinado por el demonio y que su alma sufriría para la eternidad en el infierno. De pronto recordó a su otro primo, sin perder tiempo comenzó su carrera cuesta abajo.

Al llegar hasta donde lo había dejado lo encontró aún inconsciente, lo volvió a cargar sobre su espalda y bajó hasta que arribó a su finca, al llegar lo dejó en el suelo y en medio de un llanto desesperante les explicó todo lo que habían vívido, les contó detalladamente cómo es que fueron emboscados por aquel demonio que había salido de la aguas del lago.

Todos lo miraban con espanto y horror, su madre lloraba también desconsolada al ver las condiciones en las que Félix se encontraba, la cocinera y su hija que habían salido hasta el patio tras escuchar el escándalo comenzaron a rezar llenas de un profundo temor que alcanzaba incluso a los más valientes empleados de aquella casa.

Doña Leonor madre de Félix se le acercó y le preguntó que dónde estaba Tomás; Félix le señaló el suelo mientras cubría su rostro intentando dejar de llorar. Mariano, su padre le dijo:
«Eso no es tu primo, esos son los restos de un venado que fue atacado por los coyotes; mira las dentelladas que tiene».

Félix de destapó la cara lentamente y grito con el más espantoso horror al darse cuenta que todo el camino había estado cargando un animal muerto y que en la más atroz de las bromas, el demonio se había apoderado de las almas de sus primos y a él lo había utilizado para hacer saber su crueldad.

Al día siguiente la policía y los empleados de la finca subieron a la sierra para intentar localizar los cuerpos, sin embargo nunca encontraron nada, Félix por su parte perdió la razón y fue internado en un hospital psiquiátrico.

Desde entonces la familia Ruiz de la peña comenzó la construcción de una capilla en la sierra, con la intención de que el diablo deje ese paraje y la santidad de la construcción salve las almas de sus familiares; hasta el día de hoy la construcción no ha podido ser concluida, pues los primeros albañiles que trabajaron desaparecieron también, por lo que ya nadie más ha querido trabajar en la construcción de esa capilla.

Los Ruiz de la Peña Parte 3 – Vídeo Relato

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