Los Ruiz de la Peña Parte 2

Teodoro dijo que el mismo animal les pondría las cosas fáciles; el venado se dirigió hacia él, entonces el muchacho alzó su brazo empuñando el machete, pero antes de poner dar el golpe mortal al animal, éste se paró en dos patas y con las delanteras golpeó el rostro del infortunado joven, haciéndolo caer con el cráneo completamente destrozado por lo fuerte del impacto.

Tomás al verse sin armas comenzó a lanzarle piedras, mientras que Félix tomó un leño e intentó golpear al venado, pero el animal volviendo a su forma cuadrúpeda de un saltó se perdió entre los arbustos del paraje.

Tomás se acercó al cuerpo de Teodoro, quien se encontraba tirado sobre el suelo, al pie de un árbol, el cual estaba manchado con la sangre que brotó por el golpe y que seguía escurriendo del cráneo estrellado. Félix preguntó que si estaba muerto, pero antes de que pudiera contestar escucharon ruidos de entre los árboles, ambos levantaron la cara y miraron.

Tomás tomó el machete que llevaba Teodoro y que había quedado junto a su cuerpo; en un ataque de rabia y locura dijo que lo mataría, que por su culpa su hermano estaba muerto, que le respondiera, que qué era lo que quería decir antes de morir.

Félix dijo «mátalo ya, que es lo que quieres que te diga si es un venado».

Tomás lo miró y le dijo: «cómo qué es un venado, que no ves que es el hombre que salió del lago».

Espantado y asumiendo de aquella visión que ambos tenían no podía ser algo natural Félix lo tomó del brazo y le dijo vámonos, vamos a regresar al rancho, tenemos que ir por gente que nos ayude a llevarnos el cuerpo de  Teodoro; Tomás que no dejaba de ver en dirección hacia donde estaba aquella figura que él venía como el hombre que seguían, de pronto gritó con horror y cayó al suelo gritando y rezando, haciendo con sus manos la señal de la cruz hacia su frente.

Félix, miró en busca del venado, sin embargo ya no lo vio, Tomás le dijo con horror y entre llantos que era el diablo, que él lo había visto cómo se transformó en el demonio. Lloraba de una forma tan descontrolada que parecía que estaba perdiendo la razón.

Félix intentaba calmarlo, diciéndole que se levantará que debían volver al rancho por trabajadores y para avisar a la ley sobre la muerte de Teodoro. La oscuridad ya empezaba a caer y por ello los aullidos de los coyotes comenzaban a escucharse. Al ver que Tomás no se tranquilizaba le dio un fuerte puñetazo, dejándolo inconsciente, se lo cargo en la espalda como si fuese un bulto de maíz y bajó con él por el camino de la montaña; eran joven y fuerte, con condición física por lo que llevar sobre sus hombros el cuerpo de su primo no le representó ningún problema.

Al ir por el sendero de nueva cuenta vio al hombre que habían seguido y este confundiéndose entre las sombras y la penumbra de los árboles le dijo:

El hombre que dejaste arriba aún está vivo, pero si muere en la sierra su alma me acompañará para siempre. Debes llevarte a los dos o quién muera aquí pasará toda la eternidad ardiendo en las llamas del infierno.

Félix bajó a Tomás, lo dejó en el suelo e intentó reanimarlo, sin embargo, al darse cuenta que no volvía en sí, lo acomodo a los pies de un árbol y regresó corriendo hasta donde había quedado tirado Teodoro.

Al ir llegando hasta donde el camino terminaba pudo ver el cuerpo de su primo rodeado por una enorme manada de coyotes, los cuales parecían cuidar el cuerpo como si se tratase de su presa.

Como si de un hecho sobrenatural se tratase Teodoro se puso de pie… CONTINUARÁ

Los Ruiz de la Peña Parte 2 – Vídeo Relato

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