Yanela y José se conocieron en una app para encontrar pareja, cuando José le pidió pasar un fin de semana juntos no titubeó en decir que si. Él buscó una casa de renta a través de una popular aplicación, encontrando la idónea, a la que arribaron ese viernes por la tarde.
Al llegar la noche Yanela intentó pedir comida para cenar, pero se dió cuenta que el teléfono estaba completamente descargado, sin una sola unidad de batería. Lo mismo ocurría con el equipo de José, así que conectaron los teléfonos y decidieron salir a comprar algo en algún lugar cercano. Al subir al vehículo notaron que también se encontraba muerta la batería, José se tomó todo con humor y le dijo: «Tal vez es la casa la que roba la energía, tal vez no te diste cuenta que no había ningúna planta natural dentro o en el jardín, quizá sea está una de esas casas malditas que puedes encontrar en las historias virales de internet».
Yanela pensó que después de todo José era tan infantil como el resto de chicos, aunque por su atractivo físico bien valía la pena soportarlo, bajaron del auto y ella le sugirió que en lugar de ir a buscar cena, fueran a la recamara, que seguramente después de un rato juntos los teléfonos tendrían batería y podrían pedir comida.
Entraron directo hasta la alcoba, ella se recostó sobre la cama y antes de poder decir algo quedó profundamente dormida. José la miró con lástima, salió de la habitación, empacó las pertenencias de ambos y las guardó en la cajuela del auto, cruzó la calle y entró en la casa de enfrente, ahí se encontraba una anciana, la mujer se veía enferma, su respiración era entrecortada, parecía que agonizaba.
Él la tomó de la mano y le dijo:
«En minutos la vida de Yanela pasará a ti»
Tomó una batería de auto que se encontraba en el suelo, salió de la casa y se dirigió a su carro, cambió la batería del coche y lo encendió; lo puso en marcha quedando en mitad de la calle. De la casa donde se encontraba la anciana vio salir a una joven mujer, quién con toda seguridad y confianza entró al vehículo. Una vez dentro le dijo que tenían que encontrar formas más efectivas de conseguir chicas para el sacrificio, que valerse sólo del internet ya estaba siendo obsoleto.
José respondió que tendrían que volver a secuestrar mujeres en la carretera. Ella sonrió de una forma malévola, a la vez qué preguntó el nombre de la protagonista del sacrificio, a lo que respondió:
«Su nombre era Yanela, mañana volveré para recoger todo lo del ritual y a deshacerme del cuerpo, bajo la cama estaba el hechizo, pasadas unas horas su cuerpo no será más que polvo en la aspiradora».
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