Agustín era chofer de una compañía de transporte, en su trabajo le daban servicio a varias empresas para llevar los empleados a sus centros de trabajo o bien regresarlos a los puntos de reunión donde los recogían en aquella ocasión todo marchaba igual, llegó hasta la colonia La Alianza en Monterrey y descendieron los últimos empleados, tomó el camino que debía seguir para volver a la empresa cuando se percató que en el camión se encontraba Hernaldo uno de los operarios de la fábrica.
Le pareció extraño que no hubiera bajado, pero pensó que seguramente se había quedado dormido y ahora esperaba que el camión volviese a pasar por algún lugar en donde pudiera tomar algún taxi o camión. Siguió avanzando y se olvidó por completo del pasajero, llegó el camión a la planta, abrió la puerta y vio pasar a Hernaldo, quien descendió del transporte con un extraño aspecto, parecía como si estuviese en un trance, se veía ausente.
Agustín se levantó del asiento y le tocó el hombro, pero antes de poder decirle algo sintió que el cuerpo estaba completamente helado, además de que parecía como si no se hubiese dado cuenta de que le habrían tocado. Sonó el teléfono de Agustín, el cual estaba dentro de su saco junto al asiento, en lo que lo buscó y contestó la llamada perdió de vista por completo a Hernaldo.
Al día siguiente escuchó que los empleados decían con asombro y con espanto que varios de ellos habían visto a Hernaldo en la planta, uno de ellos le preguntó si también lo había visto, a lo que él respondió que sí, que lo veía desde los últimos dos años. Una de las trabajadoras le dijo que Hernaldo hacia 2 noches que había muerto, exactamente el día que Agustín descanso, y que como todo lo manejaron con mucha discreción en la empresa la noticia no había salido en la prensa.
Agustín soltó una carcajada y dijo que seguro le estaban jugando una broma. Pero otro de los empleados le dijo que Hernaldo se había desmayado en el cuarto frío y que habría muerto presuntamente por hipotermia al estar expuesto a las gélidas temperaturas por varias horas.
Agustín aún sin poder bien asimilar la noticia prefirió no contarles su experiencia para evitar sembrar el miedo entre los compañeros, pues cuando el camión salió de la empresa miro por el espejo retrovisor y pudo ver que entre todos los trabajadores de nueva cuenta se encontraba el fantasma de Hernaldo.
0 Comentarios