RELATOS DE TERROR
EL BAILABLE (ESPECIAL DÍA DE MUERTOS)
Mariana tenía dos grandes pasiones en la vida: la danza y sus estudios de psicología. En la facultad sus calificaciones fueron siempre excelentes, su dedicación era conocida por sus maestros y compañeros. Ese dos de noviembre debía presentarse en un importante colegio privado como parte de una exposición cultural sobre tradiciones mexicanas, ella participaría junto a sus compañeros del ballet oficial del Estado desarrollando una imponente coreografía cuyo tema central era alusivo a las celebraciones del día de muertos.
Por la mañana Mariana llegó a la facultad, a pesar de estar presente físicamente en el aula, su mente se encontraba en el Colegio Europeo, escuela en la que se presentaría junto al ballet. En un receso de clases salió a comprar el maquillaje que necesitaba para su bailable, en la calle se cruzó en su camino una gitana, la mujer estaba sentada en una jardinera y cuando la vio pasar de inmediato la abordó, tomándole la mano y diciéndole que podía leerle su suerte. La acción fue tan rápida que Mariana no pudo quitar su mano, sin embargo la mujer la soltó rápidamente y dijo con gran espanto en su rostro:
«Aún puedes cambiar tu destino, esta es la única noche en que la muerte puede ser burlada, cambia tus planes y sálvate, tu destino está escrito hasta aquí, pero puedes aprovechar que hoy todos los muertos regresan y la muerte pierde el control».
Mariana le dijo que la confundía con otra persona, que por favor la dejara tranquila. De forma educada pero firme Mariana siguió su camino. Llegó a la tienda e hizo sus compras, regreso a su facultad y de nueva cuenta pudo ver a la gitana, pero sin darle mayor importancia paso de nuevo enfrente apresurando el paso; sin embargo la mujer le dijo desde la distancia:
«Cambia tus destino, solo puedes hacerlo esta noche, no vayas a esa cita con la muerte».
Margarita, al escuchar las palabras, pensó que aquella gitana era en realidad una estudiante del grupo de teatro de la facultad y que seguramente la habían contratado sus amigos para jugarle una broma, por lo que decidió dar una respuesta encaminada en el mismo tenor, respondiendo con determinación, fuerza y algo de drama:
«Esta noche voy a poner mi foto en el altar aunque tenga que hacerlo después de muerta». Se alejó velozmente para evitar perder su clase.
Al llegar al aula le contó a Miranda, una de sus amigas la experiencia, y ésta le preguntó que por qué había respondido eso, a lo que contestó:
«Esta noche haremos un bailable especial para el día de muertos, tengo entendido que la escuela en donde se hará la celebración tiene como invitados a diplomáticos extranjeros, personalidades que vinieron a México a conocer nuestra cultura, así que al final de la coreografía, cada uno de nosotros llevará su foto y la colocará en el altar que prepararon, así que por ello le dije a la muchacha que ni muerta dejaría de poner mi foto en la ofrenda».
Mariana sacó de un cuaderno su foto, en ella se veía más linda que de costumbre, la sonrisa sincera iluminaba por completo su hermoso rostro; le dijo que esa era la foto que ella había elegido para colocar en el altar, además de que por el orden de parejas ella sería la primera que la colocaría y posteriormente se perdería en un pasillo oscuro del cual saldría humo tipo niebla para darle mayor impacto al bailable.
Por la noche, en el Colegio Europeo todos los chicos del ballet se preparaban para la presentación, y Fabiola, la coreógrafa encargada del espectáculo se mostraba nerviosa, preocupada y enojada, la razón era que Mariana no llegaba, y era la única que faltaba por llegar, estaban a 5 minutos y pensaba que no tendría tiempo de improvisar algo, ni siquiera tendría tiempo de tomar el lugar de Mariana pues no alcanzaría a maquillarse como el resto de bailarines.
Frustrada y tratando de comportarse lo mejor posible ante el incidente le dijo a la pareja de baile de Mariana:
«Esta niña no llega, parece que en el evento más importante decidió ocupar el lugar de la faltista, mira tú harás tú coreografía solo, como si estuvieras bailando con alguien que solo tú puedes ver, ya que el público y los invitados hagan sus interpretaciones».
Todo el grupo coreográfico se encontraba en la segunda planta, de pronto la maestra recibió un mensaje en su teléfono y dijo que ya era hora que se organizaran en fila para bajar a la plaza de la escuela, al salir todos pudieron ver que en el jardín junto a unas plantas se encontraba Mariana, quien les aguardaba completamente preparada y arreglada, su maquillaje era el más elaborado de todos, su vestuario también destacaba por todos los ornamentos que incluía, el tocado en su cabello y desde luego, al igual que las otras chicas en sus manos llevaba una veladora.
Fabiola pensó que el retraso de Mariana había sido algo planeado para destacar entre los demás, y aunque se resistía a creerlo, no encontraba otra explicación más que un lapsus de protagonismo. El bailable se desarrolló de forma espectacular, además en la plaza comenzó a respirarse un delicado olor a lilas, lo cual matizado con el aroma de la veladoras, la iluminación y el humo, creaba una atmósfera por demás espectral. Al término de la coreografía fueron avanzando uno a uno al altar, Mariana, tal y como estaba planeado fue la primera en colocar su foto, para después avanzar al pasillo y perderse en la espesa neblina que habían colocado para el espectáculo.
Tras la sonora ovación de parte de los presentes, los bailarines se tomaron fotos para recordar aquel inolvidable día de muertos, Fabiola se dio cuenta que Mariana no estaba, comenzó a preguntar, pero nadie la había visto tras la coreografía. En medio de la emoción por el éxito de la presentación y las felicitaciones entre los chicos, una llamada llegó al teléfono de Fabiola, se trataba de Alma, la hermana de Mariana, quien llamaba para decirle que su hermana había muerto por la tarde en un accidente automovilístico cuando iba rumbo al bailable, le dijo que los paramédicos la atendieron aún con vida, y sus últimas palabras fueron que debía llegar a dejar su foto en el altar, Fabiola respondió que eso era imposible que minutos antes Mariana había realizado la coreografía junto a sus compañeros y que su foto estaba colocada en el altar como parte del montaje.
Alma le contestó llorando que no era posible, pues ella tenía en sus manos la imagen que su hermana sostuvo con fuerza hasta antes de morir, posteriormente entre llantos y sollozos cortó la comunicación. Fabiola incrédula regresó corriendo a la plazoleta de la escuela para ir al altar intentando comprobar que ahí se encontraba la foto de Mariana; a su llegada se dio cuenta que estaban las fotos de todos, menos de la joven.
Pronto en el estado todos supieron que Mariana era la muchacha que llego al altar de muertos a pesar de estar muerta, Miranda nunca quiso contar la advertencia de la gitana para evitar ser la burla de la sociedad por poseer ideas tan anticuadas, creencias no propias de una estudiante de psicología.
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