Los Hijos de Dardo Crespi

RELATOS DE TERROR

LOS HIJOS DE DARDO CRESPI

En los años 40’s a Villa Del Carmen llegó una acaudalada familia de origen argentino, Dardo Crespi y sus hijos Adriol y Santino; poco se supo de cómo y por qué fue su viaje hasta esa localidad, lo que si se sabía es que eran  poseedores de una enorme fortuna y que la esposa de Dardo recién había fallecido, por lo que los pequeños niños necesitarían una institutriz que ayudase en su desarrollo y educación.
Dardo a la semana de instalarse por completo en la enorme hacienda que compró, se dio a la tarea de hacer otras inversiones, se relacionó con la clase política y acomodada de la época, a ellos les manifestó su intención de abrir un restaurante y con ello llevar la opulencia a la ciudad, idea que entusiasmo sobre todo a las chicas casaderas que veían en él al prospecto perfecto: rico, joven, viril,  cosmopolita y con una visión del mundo muy superior a todos los hombres de la villa.
No le fue difícil convertirse en el centro de atención de Villa Del Carmen, sus paseos nocturnos hicieron que las familias de la localidad cambiaran también sus hábitos y comenzarán a disfrutar de las noches de luna, todo con el objetivo de que las señoritas pudieran ver y platicar con Dardo, a quien le admiraban hasta la forma en que quien para entonces era ya el hombre más popular de la comunidad.
Si Dardo era popular, el halo de misterio que envolvía a Adriol y Santino era también un tema de conversación entre los ciudadanos, los pequeños pocas veces eran vistos junto a su padre, de hecho notaron que los niños únicamente paseaban los martes por las noches en la calesa con su padre y Amalia, la institutriz que se contrató para su atención. 
Amalia era una joven campesina que al llegar a la casa vio cómo su vida de miseria cambiaba por una vida de lujos y opulencia en la hacienda de los Crespi. Parecía todo un cuento de hadas hasta que notó algunas cosas extrañas que sucedían en el hogar.
La mujer aseguraba que por las noches los espíritus de los niños vagaban por la casa, los cuerpos de los pequeños permanecían quietos en sus camas, donde los había dejado pero después de un rato sus risas, juegos e incluso llanto se escuchaba por toda la hacienda; Amalia avisó de los hechos al padre de los niños, pero él compró su silencio aumentando su sueldo, así pasaron 3 años, todo hubiese seguido sin mayores contratiempos de no ser porque intentó chantajear a su patrón, pidiendo que éste le diese parte de la enorme propiedad donde vivían; como era de suponerse Crespi se negó y la echó a la calle. 
Amalia volvió a la vieja casucha de sus padres pero a lo largo del camino fue contándoles a todo mundo las cosas extrañas que se vivían en esa casa, no pasaron ni 24 horas cuando los habitantes de la comunidad querían a Dardo y a sus hijos fuera de Villa Del Carmen. 
Desde la llegada de Dardo a Villa Dorada, su fortuna se había incrementado gracias al restaurante La Plata que era el más popular en los alrededores, pero su nulo interés en las señoritas de la región le había ganado el recelo de las familias que intentaban emparentar con él; ahora con los dichos de Amalia, tenían una estupenda oportunidad de cobrarse la actitud del argentino.
Los pobladores movidos por la avaricia y ambición encontraron ahí el momento perfecto para apoderarse de las riquezas del argentino, ya que aunque no creían en absoluto lo dicho por Amalia, respaldaron su versión.
Esa misma tarde acudieron a la hacienda, forzaron la entrada, encontraron a los niños en sus habitaciones, intentaron despertarlos, pero nunca pudieron, por lo que los dieron por muertos, a Dardo lo buscaron en todos los rincones, Amalia les guiaba descubriendo cada rincón de la enorme casa, pero jamás pudieron dar con él. Bajaron al sótano donde sólo encontraron la elegante calesa propiedad de los Crespi; Pablo Báez el alcalde del Villa Del Carmen decretó que para mantener la calma lo mejor sería sepultar a los niños y dar por muerto al padre de éstos, siendo el estado quien recogería las propiedades de la familia, dándole a aquel robo el nombre de expropiación, hicieron todo esa misma noche, los niños fueron sepultados en el panteón municipal, la hacienda se convirtió en la casa de Gobierno, a donde el alcalde no solo movió sus oficinas, sino que también se instaló con su familia. El restaurante La Plata se transformó en el salón de actos del Villa Del Carmen. Amalia por su parte fue recompensada por el alcalde con algunas hectáreas para ella y su familia por su valiosa ayuda.
Al cabo de unos días la nueva casa de Amalia se incendió, muriendo en el lugar sus padres, la mujer sobrevivió pero perdió la razón, aseguraba que el incendio lo habían causado Adriol y Santino, el rumor se espació rápido en todo Villa Del Carmen, por lo que todos comenzaron a temer pensando que podían ser los siguientes en la lista, ya que aunque no lo decían, pensaban que se trataba del espíritu de los niños que buscaban venganza.
Pablo Báez también empezó a notar cosas extrañas a su alrededor, la más notoria era que en donde se encontrara siempre había un gato negro que parecía asecharle. Por temor a que lo tacharan de loco evitó decir algo, no quería terminar como Amalia, internado en el manicomio de la ciudad vecina, donde se le había recluido para su atención.
Cierta noche Pablo despertó y vio que sobre su mujer se encontraba el gato negro, mirándole de forma intimidante, intentó espantarlo, pero no podía moverse, se encontraba paralizado y vio con horror como el animal se convertía en una espantosa figura de ojos brillantes y aspecto demoniaco. El infernal ente le habló con la voz de Dardo Crespi y dijo:
“Tu ambición ha hecho que el ciclo se cumpla y nuestra estirpe continúe”
El animal saltó por la ventana; sin embargo Pablo no consiguió moverse sino hasta la mañana siguiente, cuando Antonieta su mujer lanzó un grito desesperando diciendo que Pablito el hijo de ambos no estaba en su cuarto.
El hombre movilizó a todos en el pueblo para encontrarlo, siendo los gendarmes quienes encontraron a Amalia con el cadáver de Pablito intentando enterrarlo junto a la tumba de Adriol y Santino, la mujer entre desvaríos demenciales les dijo que Dardo Crespi le había ordenado matar a Pablito y enterrarlo junto a Adriol y Santino.
La noticia impactó a todos en el Villa Del Carmen, tenían un pavor impresionante a la venganza de Dardo Crespi; Antonieta cayó en cama enfermando severamente, todos atribuían su mal estado de salud a la muerte de su hijo. Tras varias semanas sin poder recuperarse y empeorar en los síntomas, el médico la visitó de nuevo; dándole un diagnostico que sacudió a Pablo, su mujer estaba embarazada, lo cual era imposible pues Pablito era en realidad un hijo que él tuvo con una prostituta, y al nacer la mujer se lo entregó a cambio de dinero.
Además desde que había tomado posesión de los bienes y la fortuna del argentino, Pablo y Antonieta no tenía vida marital, él pasaba sus fines de semana acudiendo a diferentes casas de mala muerte de los poblados cercanos, ella por su parte estaba enfocada en cuidar al niño, ya que su sueño de ser madre era superior a cualquier otra cosa.
Antonieta durante el embarazo pasaba la mayor parte del tiempo dormida, Pablo por su parte enfrentaba el descontentó de los pobladores quienes le echaban en cara que él era el principal responsable de la venganza demoniaca de Dardo Crespi, cada martes por la noche una tragedia nueva ocurría; los desastres abarcaban desde la pérdida de ganado hasta la muerte de algunos habitantes, además de que algunos afirmaban ver a los niños jugando en por las calles del pueblo y en las afueras del cementerio.
Pablo escondió en sus habitaciones a Antonieta y dijo a los habitantes que su mujer se había ido a atender su embarazo lejos del recuerdo de Pablito y los trágicos hechos. Finalmente, una noche de tormenta en todo Villa Del Carmen se escucharon gritos de horror, los ciudadanos se escondieron por temor a ser los siguientes en la lista de Dardo Crespi, pues algunos decían que la venganza era de su espíritu maldito, mientras que otros aseguraban que el argentino no había muerto y que se había escondido en los pasadizos secretos de la hacienda.
Los gendarmes de la hacienda que fungían como Casa de Gobierno vieron como del fondo de la misma salía la calesa jalada por caballos negros, sin nadie al frente, esos mismos guardias aseguraron ver al interior del carruaje a Dardo Crespi quien en sus brazos llevaba dos bebes envueltos entre sábanas, lo cual hace suponer que eran la reencarnación de Adriol y Santino.
Tras perder de vista la calesa en las tinieblas del sendero los guardias entraron a las habitaciones encontrando el cadáver de Antonieta y el cuerpo aún agonizante de Pablo; Aseguran que Antonieta murió en el parto de los gemelos y que Pablo fue asesinado por Dardo Crespi, quien en realidad era un temible brujo nacido en Europa y cuyos poderes había recibido del demonio a cambio de cuidar por la eternidad a los niños, quienes habían llegado a este mundo mediante un antiguo ritual practicado por el hechicero a principios del siglo XX en La Plata Argentina, iniciando así la andadura de estas criaturas demoníacas en este mundo.
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