El Hogar del Camposantero

RELATOS DE TERROR

EL HOGAR DEL CAMPOSANTERO

Mireya y Brian, dos estudiantes de preparatoria soñaban con alcanzar la fama y el éxito convirtiéndose en influencers, ambos eran apasionados por los temas de misterio, se visualizaban como periodistas, frente a las cámaras de alguna importante televisora, así que de momento en su página web presentaban reportajes con la esperanza de que alguno de esos clips les diese el golpe de suerte que necesitaban para popularizar sus vidas.
Mireya a través de su tío pudo conseguir el teléfono de Salvador Benavides el camposantero del panteón municipal de la ciudad, después de llamarlo acordaron una entrevista, la cual sería grabada por ellos para proyectarla en su web. Tanto ella como Brian se encontraban muy entusiasmados porque la entrevista se realizaría durante la noche, dentro del panteón.
Llegaron puntuales a las 9 de la noche, estaban preparados con suficientes baterías para sus cámaras así como tarjetas de memoria para grabar toda la entrevista, Salvador los esperaba en las puertas del cementerio, los saludó y los llevo hasta el fondo del lugar, detrás de unas oficinas se encontraba un cuarto amplio, ese era su hogar, el lugar donde el hombre vivía.
Inició la grabación de la entrevista y tras avanzar casi media hora con preguntas tan simples como intrascendentes, Salvador les propuso que mejor le dejarán a él contar las cosas conforme le fueran llegando a la mente, los chicos aceptaron y el hombre inició su relato.
“En este lugar he vivido de todo, he sido testigo de cosas que nadie más que quien las ve las puede creer, sin ir más lejos, el mes pasado allá al fondo enterraron a un señor que dice que no sabe ni cómo fue que murió” 
Mireya sorprendida lo interrumpió y le cuestionó que cómo era que el muerto decía eso, si precisamente estaba muerto, Salvador, les miró y les dijo que era lógico que pensaran así, pero que él en sus años de trabajo en el panteón había entendido que los muertos en realidad no se van siempre de forma inmediata, que muchos se quedan perdidos en espera de poder entender que les está pasando.
“Así como ese, he visto muchos casos, la muerte no siempre llega cuando la esperamos, nadie quiere morir, aquellos que desean la muerte en lugar de atraerla la ahuyentan, al final nadie sabe si estas vivo o muerto, menos cuando se te cortó el camino de golpe; quienes han fallecido así sufren esa confusión, a veces se aferran a sus restos mortales, otros a los lugares que frecuentaban en vida; por ejemplo los que yo he visto aquí son aquellos que permanecen junto a su tumba, ellos siguen aquí porque temen alejarse de su cuerpo y nunca más poder volver; otros ya han entendido que están muertos pero quieren seguir entre nosotros y por eso están en sus casas o en sus trabajos”
Brian con un toque de burla le cuestionó si nunca se había confundido, pensando que alguien era un fantasma y que se tratara de una persona de carne y hueso, por lo que con cierta serenidad le respondió que era posible confundirse ya que no había diferencia alguna viendo a las personas en la noche y a la distancia, que ya de cerca sí había ciertos factores que podían delatar al espíritu de un difunto, pero que de noche y en las penumbras que envolvían las tumbas del panteón resultaba casi imposible encontrar la diferencia.
“Miren, en mis primeros días aquí yo pensaban que eran personas así como ustedes o como yo, como les veía en las tumbas y sin hacer nada que dañara las instalaciones no decía nada, hasta en una ocasión que uno de los administradores  me preguntó si no había visto gente por aquí en la noche y yo le conté y fue ahí cuando él me dijo que eran fantasmas, él mismo me explicó lo que les acabo de decir”.
Mireya le pidió que los llevase por algunas de esas tumbas para hacer grabaciones, accedió, llevándolos por las tumbas en donde había visto a las personas que después supo se trataban de fantasmas.
Algo que les sorprendió a los chicos es que Salvador les llegó a decir incluso que había tenido pláticas con los fantasmas, pero que no les había dicho que ya estaban muertos, pues el administrador del panteón le advirtió que de hacerlo podía desatar algo delicado, ya que al enterarse de golpe que su situación podían provocar fenómenos paranormales, poniéndolo en peligro a él o la seguridad del panteón.
Brian de nueva cuenta burlón le cuestiono si era posible que los fantasmas desataran fuerzas incontrolables; comentario por el que Mireya lo miró con desaprobación.
Salvador les dio un recorrido por el panteón, aunque todo era oscuridad entre las tumbas, las luces de la cámara permitían que se pudiese grabar con calidad las tomas que los chicos hacían.
El camposantero les indicó la tumba de una pequeña que había muerto a la edad de 9 años, el nombre que estaba grabado en la lápida decía María de Jesús Lerma Rodríguez, les comentó que había visto en muchas ocasiones a la niña jugando con las flores de otras tumbas, que nunca le tuvo miedo, si no por el contrario se sentía muy triste al verla penando en el camposanto; lo cual ocurrió noche a noche, hasta una ocasión en que la niña se despidió de él, diciéndole que sus abuelos habían ido por ella, que por fin la habían encontrado, pero que ella les pidió permiso para despedirse de él, ya que había sido el  único que la había cuidado desde que estaba ahí.
Salvador les fue indicando otras tumbas y dando las historias que le recordaban cada una de ellas, Mireya y Brian seguían grabando todo lo que les indicaba. Así continuaron hasta que Salvador llegó a una tumba, la miró detenidamente, iluminando con su linterna la cruz que estaba ahí colocada, con la mano les hizo una seña indicándoles que hicieran alto y que no avanzaran más. Giró lentamente y les dijo que debía ir su hogar, que necesitaba revisar algo de la bitácora; pasó entre ellos caminando a toda velocidad dirigiéndose hasta la habitación donde vivía. 
Mireya dijo a Brian que seguramente había olvidado darle mantenimiento a esa tumba y que por eso la prisa con la que pasó entre ellos casi atropellándoles. El chico siguió grabando las tumbas, esperaba capturar con su lente la imagen del algún fantasma o algo que valiera la pena todo el trabajo que estaban realizando para su reportaje. 
Grabó una toma en la tumba en la que se detuvo Salvador, cuido el enfoque y el encuadre, aunque no era lo que esperaba pensó que con un buen trabajo de postproducción lograría presentar las grabaciones con un estilo inquietante y lleno de misterio para dar un mayor impacto al contenido y satisfacer a los seguidores de su web.
El clima tranquilo de la noche de pronto cambió, un viento helado empezó a silbar, las flores de las tumbas eran sacudidas por el aire, un fuerte trueno le hizo a Mireya soltar un grito de espanto y de la nada gotas de lluvia empezaron a caer; ambos corrieron por entre la oscuridad del panteón para evitar que sus cámaras se mojaran, se dirigieron a toda prisa hasta el hogar del camposantero, entraron esperando encontrarlo, pero para su sorpresa en el lugar no había nadie. 
El cielo despejado se llenó de nubes que provocaron una fuerte precipitación, acompañada por truenos, relámpagos y fuertes vientos; Brian comentó que tal vez el camposantero había tenido que ir a otro lugar del panteón y que por la lluvia se había resguardado en alguno de los mausoleos. 
Dispuestos a esperar que pasara la tormenta se sentaron en la cama y Mireya sacó su teléfono para revisar las notificaciones que tenía el aparato; encontrando un mensaje de su tío, con lo siguiente:
“Mireya, disculpa que no te avise antes, pero el señor Salvador murió ayer y lo sepultaron hoy por la mañana, en cuanto contraten al nuevo camposantero te arregló una entrevista con él, aunque como es nuevo no creo que tenga tantas historias como el finado. Espero lo leas a tiempo y no pierdas tu tiempo yendo al panteón porque hoy no habrá nadie que lo cuide, el hogar del camposantero será ocupado hasta que se contrate a la nueva persona”
Horrorizada le mostro el mensaje a Brian, incrédulos por la situación revisaron en sus cámaras el material, pero para su sorpresa vieron que en las grabaciones no aparecía nunca Salvador y en la última tumba donde el hombre se detuvo y Brian realizó la toma el nombre que aparecía en la humilde cruz de madera era el de Salvador Benavides.
Ambos quedaron perplejos y llenos de miedo, ahí permanecieron hasta la mañana siguiente cuando antes de alguien los viera salieron corriendo del cementerio. Contaron todo en su sitio web y su video se volvió viral, pero no por el terror que la historia podía provocar, si no por ser considerado un mal logrado fake news realizado por los chicos con la intención de alcanzar popularidad, pues en la grabación jamás se pudo ver al camposantero; lo único que las grabaciones presentaban eran tomas abiertas donde no se veía nadie y aunque Brian y Mireya juraban que ahí ellos habían visto a Salvador Benavides nadie quiso creerles.
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