Llegada la media noche, cada uno de los hermanos estaba en el cuarto que habían elegido, Feliciano y Matías enviaban mensajes de texto por el teléfono a sus esposas, ya que la cobertura del internet en el lugar era intermitente. Juana leía un libro en su tablet, todo en aparente calma, cuando de pronto un ruido en el exterior los sorprendió, fue como el encendido del motor de una máquina, tras el ruido la luz se fue, dejando todo en tinieblas. Juana se incorporó de la cama y salió al corredor, donde ya sus hermanos se encontraban iluminándose solo con las linternas de sus teléfonos.
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