Invocación (Capítulo III - La Web)


Cuando Fabiola entró al baño de la habitación de su madre y vio por el reflejo del espejo al niño sonriendo de una forma tan tétrica volteó de inmediato, sin embargo no estaba ahí, escuchó entonces como si alguien tocara una ventana, un cristal, pero no había ningún otro cristal más que el vidrio del espejo donde había observado al niño, giró y lo vio dentro del espejo sonriendo de nuevo, con esa sonrisa tan natural pero tan espeluznante; el cristal comenzó a estrellarse y Fabiola salió del cuarto aterrada por lo que estaba viendo.

Bajó al primer piso de la casa y sacó su teléfono de la mochila para llamar a su hermano, no quería pasar la noche en casa sola, aunque no era la primer noche posterior al suicidio si era la primera que pasaría ahí sabiendo que tras el suicidio de su madre había algo sobre natural.

El teléfono de su hermano la mandó directamente a buzón, por lo que pensó en llamar a Alberto su ex novio, aunque había terminado medio año antes, seguía teniendo contacto con él, lo buscó entre los números registrados en el aparato y le llamó, le explicó que no tenía mucho sentido lo que le diría, así que iría al grano y le pediría si podía pasar la noche en su casa.

Alberto llegó al cabo de 20 minutos, le dijo que le sorprendió mucho recibir la llamada y más el que le pidiera pasar la noche juntos, a lo que Fabiola le respondió que tal vez no se había explicado bien, que no quería pasar la noche con él, solo que no quería pasar la noche sola en la casa después de haber vivido una experiencia paranormal, Alberto la miró con incredulidad y le dijo que estaba bien, que entendía que había estado bajo mucha presión, se acercó y la abrazo; sin embargo ella lo rechazó, diciéndole que no había tenido alucinaciones y que la muerte de su madre era algo más que un suicidio, que Jocelyne le había mostrado algunas cosas de internet que le dejaban claro que algo sobrenatural había pasado.

Fabiola le invitó al comedor donde tenía prendida su laptop y le mostro algunos de los archivos que descargó de internet donde se hablaba del niño y de los suicidios, Alberto incrédulo le preguntó si en verdad creía eso que estaba viendo en la pantalla, ella respondió que si no hubiera visto al niño con sus propios ojos también se mostraría escéptica.

Él, para disminuir la tensión de Fabiola le dijo que si la parecía bien que ordenaran una pizza para cenar, o si prefería salir a cenar cerca de casa, ella optó por la pizza, así que pidieron desde una aplicación del teléfono, mientras el repartidor llegaba subió a su cuarto a bañarse mientras Alberto se revisaba las tareas que debía entregar en la plataforma online de su universidad.

La pizza llegó, ambos cenaron y ella durmió en su cuarto y en la sala, ya que ella no le permitió quedarse ni con ella ni en el cuarto de su mamá, ya que aunque él le dijo que no tenía miedo, ella no se lo permitió.

Al siguiente día ella despertó y al bajar vio que Alberto ya había preparado el desayuno, le cuestionó que si no iba a ir a su trabajo; él la miró y sonriente le dijo que era sábado, que tanto estrés le había hecho perder el hilo de los días. Se sentó en la mesa y vio que la computadora le marcaba cerca de 20 correos electrónicos nuevos, él se acercó a ella y le dijo – decidí bajar el volumen de las bocinas porque anoche no me dejo dormir tanta alerta, como que alguien te tiene muy supervisada, ¿será un nuevo galán?- Fabiola, lo miró y le dijo que si había bajado el volumen de la máquina, seguramente había visto el remitente de los correos.

Comenzó a abrir un correo y otro, mientras Alberto comía la observaba sin que ella pusiera atención en su mirada, a él le sorprendía el interés que ponía en la información que estaba en su máquina. Ello hizo que sintiera la necesidad de apoyarla en lo que estaba haciendo, aunque él tenía muy claro que todo eso era producto del trauma tan fuerte que debía ser encontrar el cuerpo sin vida de su madre.

Fabiola, encontró de pronto algo que la hizo suspender su lectura, miro a Alberto y en tono serio le dijo que había una página web donde se hablaba del niño y de los suicidios, él la escucho aunque confundido ya que no sabía todo lo que estaba sucediendo. Ella le explico cada una de las situaciones paranormales que había vivido desde el día que su madre murió hasta la noche anterior, así como también le mostró todos los casos documentados que se encontraban en línea.

Al entrar a la página se dieron cuenta que había un listado de personas que comentaban sus experiencias en torno al suicidio de un familiar y de la aparición del pequeño momentos antes de la muerte.

Fabiola comenzó a buscar entre las opciones del sitio y encontró una bitácora donde las personas apuntaban detalle a detalle lo que habría sucedido según sus propias palabras, además algunos incluían sus correos electrónicos y hasta números de teléfono, la mayoría de estas personas estaban armando una red que les permitiera investigar, sin dudarlo ella se incluyó entre las personas que estaban en esa lista, por lo que Alberto le dijo que era muy apresurado compartir información personal con ellos a quienes no conocía y que seguramente muchos estaban fuera de la ciudad o del país.

Se levantó y fue por su teléfono para enviarle un mensaje a Jocelyne, Alberto le dijo que si ya había tomado una decisión respecto a investigar lo que pasaba él la ayudaría, pero que debería tener muy claro que no podía precipitarse en algunas cosas como el compartir sus datos.

De pronto la computadora comenzó a sonar, eran varias notificaciones que estaban llegando de distintos usuarios de la página de internet. Personas de la misma ciudad incluso se comunicaban con Fabiola para decirle que ellos habían vivido la misma situación; ambos veían la pantalla mientras que ella se desplazaba hacia abajo cargando más y más mensajes. Uno de esos mensajes llamó su atención, dio click en la foto de perfil del usuario e inicio la lectura de lo que esta persona compartió.